El Hombre que lucha

No es el crítico quien cuenta, ni el que señala con el dedo al hombre fuerte en el momento que tropieza, o el que indica en qué cuestiones el que hace las cosas hubiera podido hacerlas mejor.
El mérito recae exclusivamente en el hombre que se halla en la arena, aquel cuyo rostro está manchado
de polvo, sudor y sangre, el que lucha con valentía, el que se equivoca y falla el golpe una y otra vez, porque no hay esfuerzo sin error y sin limitaciones.
El que cuenta es el que de hecho lucha por llevar a cabo las acciones, el que conoce los grandes entusiasmos, las grandes devociones, el que agota sus fuerzas en defensa de una causa noble, el que, si tiene suerte, saborea el triunfo de los grandes logros, y si no la tiene y falla, fracasa al menos habiéndose atrevido al mayor riesgo, de modo que nunca ocupará el lugar reservado a esas almas frías y tímidas que ignoran tanto la victoria como la derrota.
Theodore Roosevelt

La espiritualidad es la forma de transcender al propio ego y reconocer que se necesita más poder del que nuestro ego pudiera estimular para dirigir nuestra voluntad. En este aspecto, la religión es un conjunto de experiencias, que han sido útiles a las personas en la puesta en práctica de unos dogmas que no son, o no suelen ser colaterales a la naturaleza humana, y sí necesarios para forzar la socialización a entornos más artificiales, que a veces entran en concordancia con los criterios de los gobernantes, principales beneficiarios del recurso humano, mientras otras muchas veces quedan puramente en el ámbito ideológico o de los científicos o filósofos. El resultado es una deidad con atributos sobrenaturales que se deben imitar, pero cuya presencia es difícil de delimitar.